Los problemas de la actividad acuícola en México

Más de un cuarto del total de la proteína animal consumida por el hombre es de origen acuático. Entre las diferentes regiones del mundo existe mucha variación en la proce- dencia de la proteína animal. Por ejemplo, en Asia, más de un 25% de la proteína animal proviene de peces mientras en Norteamérica y Suramérica, menos del 10% de la proteína animal proviene de la actividad acuícola.

En nuestro país existen muchas especies de vertebrados e invertebrados acuáticos que podrían resultar en una buena alternativa productiva, siempre y cuando se comprenda la necesidad en tiempos y costos.

El desarrollo de la acuicultura en México, cercana a las 160,000 tn anuales, debe priorizar sus esfuerzos hacia los recursos endémicos, lo cual permita, diversificar la actividad, optimizar los sistemas de producción con especies adaptadas a condiciones ambientales regionales, y con ello, disminuir los costos y los riegos ambientales por dispersión de especies introducidas.

México cuenta con 11,500 kilómetros de litoral, tres millones de kilómetros cuadrados de zona económica exclusiva, tres millones de hectáreas de aguas interiores y 358 mil kilómetros cuadrados de plataforma continental.

Esto constituye una gran riqueza natural, con un gran reto de administración y usufructo. Asimismo, son ya más de 80 años de prácticas pesqueras tradicionales y de acuicultura extensiva, bajo los esquemas conocidos de promoción, lo cual genera una administración y aprovechamiento mediocre, que no organiza adecuadamente al sector para alcanzar el estatus deseado, además hay que agregar que actualmente se le han reducido apoyos y servicios en este gobierno de la 4T.

Un cambio de actitud hacia la actividad acuícola, atendiendo la necesidad de apoyos o subsidios, innovación, desarrollo tecnológico, competitividad, mercado, entre otros; es necesario para reimpulsar y consolidar la acuicultura como actividad de bajo riesgo.

Además de un enfoque de desarrollo regionalizado, con un diagnóstico y análisis económico para generar centros acuícolas, concentrados en regiones establecidas por sus condiciones climáticas y acceso a vías de comunicación, bajo impacto ambiental, con inversión social o privada, con capacitación continua, bien estructurados en términos administrativos y competitivos a nivel internacional, pero sobre todo para un mercado nacional de consumo fuerte. Esto en acorde con los indicadores que se registran:

- El consumo de pescado aumentó de 28 a 96 millones de toneladas y sigue en aumento debido al incremento de la población y por cuestión de salud (INN).

- Más del 78% de las pesquerías se encuentran en el máximo aprovechamiento sustentable. El 15% en deterioro y solo el 7% con potencial (FAO).

- Más de las tres cuartas partes de las pesquerías se hallan sobreexplotadas y varios países se están volcando a las granjas de peces para cubrir la demanda de pescados y mariscos a nivel mundial.

Ante lo anterior, debe recalcarse, el pobre desarrollo del cultivo de especies endémicas, esto por el pobre resultado de una serie de factores que van desde el escaso conocimiento y estudio de éstas, hasta los temores infundados por la demanda de mercado y prospecciones financieras. Asimismo, ante la facilidad de captura de la pesquería arte- sanal de muchos de nuestros recursos naturales, que se realizan durante la época de inundación o desbordamiento de ríos, donde sólo se necesita invertir tiempo y esfuerzo, lo cual desalienta a los inversionistas sobre todo a aquellos que se dedican a este tipo de actividades intensivas. Este desinterés en las especies endémicas también se debe en gran medida a la falta de paquetes tecnológicos y su escalamiento comercial, así como por la falta de costumbre en su consumo, observable en varios estados del país.

Aunado a lo anterior, existe un pobre interés en el sector académico por desarrollar e interrelacionar con el sector productivo para impulsar una acuicultura responsable, que evite introducir especies exóticas, que revalore nuestras costumbres y recursos.

Este escaso interés se incrementa, al observar los objetivos del sector académico, los cuales son de sólo publicar en el extranjero para obtener las becas que complementen su salario (PRIDE, S.N.I., Desempeño, etc.) y con ello dejan de lado el desarrollo de ciencia aplicada que permita resolver los problemas nacionales, además de que, los académicos desconocen y poco les importa las actividades económicas para el sector sociales.

Sin embargo, existe actualmente la necesidad y urgencia por conocer, preservar y aprovechar las riquezas biológicas del país. Muchas veces se concentran esfuerzos de investigación en algunos grupos como los mamíferos, aves, reptiles y peces, y por lo general, los invertebrados son considerados como de importancia secundaria. Ante esta necesidad de conocer y manejar nuestros recursos, los estudios científicos no pueden separarse de la componente social, siendo uno de los temas de mayor interés el aumentar el nivel de vida en las comunidades marginales, de tal forma que deben realizarse proyectos para el cultivo de diversas especies antes no explotadas por el hombre.

El desarrollo de esta actividad económica a nivel mundial ha llevado a proponer la introducción de especies a ciertos hábitats que parecen aptas para su explotación acuícola, muchas de las veces sin tomar en cuenta que en primer término se deben reconocer y estudiar las especies nativas aptas de ser manejadas en la acuicultura, además que ignoran el impacto ecológico que pueden provocar la introducción de estas especies, tal como sucedió en Japón, España y Portugal al introducir al acocil rojo (Procambarus clarkii); México introdujo por su parte a la tilapia (Oreochromis niloticus), al acocil australiano (Cherax quadricarinatus) y al pez león (Pterois antennata) por citar algunos de los casos más conocidos.

Si bien es cierto que pueden cumplirse los objetivos fijados para la introducción de organismo exóticos mediante estrictas medidas de control y cuidado del recurso, cabe mencionar que son pocas las veces que se realizan estudios de impacto ambiental y en especial de la biodiversidad antes de la introducción, lo cual ocasiona que se desconozcan las especies existentes que pueden ser afectadas.

Al igual que otros países, México ha seguido la tendencia de adopción de especies y tecnologías.

Esta actitud ha creado serios problemas ecológicos y económicos, y a pesar de ello, aún no se advierte la creación de una conciencia que reduzca estos riesgos.

Asimismo, para poder definir la introducción de cualquier especie se requiere de un antecedente que sustente la necesidad de dicha introducción y los posibles efectos que esta acción puede causar la presencia de la nueva especie si por cualquier motivo llegara ocupar algún nicho ecológico en el cual nunca ha existido.

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