Es innegable afirmar que la situación de inseguridad en el país es una de las preo- cupaciones con mayor peso para la población. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU), publicada en el mes de octubre, el porcentaje de mexicanos que se siente inseguro en su ciudad con respecto al verano anterior disminuyó, sin embargo, sigue manteniéndose en niveles muy por arriba de la media.
Los resultados de la última encuesta revelan que siete de cada diez mexicanos se sienten inseguros en su ciudad, para ser exactos, el 71.3% de la población, mientras que para el mes de junio de este año era del 73.9%, y en el mismo mes del año anterior, era un porcentaje aún mayor, del 74.9%. Sin embargo, estas cifras deben tomarse con cautela, ya que se realizó un cambio en la muestra de la encuesta.
Además, se puede observar otro indicador favorable respecto a la percepción de la población, debido a que, es mayor el porcentaje de la población que piensa que la situación “seguirá igual de mal”, comparada con la población que piensa que la situación “empeorará”, siendo el 33% y el 26.4%, respectivamente.
Si bien, las cifras van en descenso, resulta imperioso considerar el gran reto que aún enfrenta el gobierno mexicano para combatirlas, ya que aunque es una encuesta con indicadores de percepción, también combina algunos de conocimiento y experiencias, lo que la vuelve menos subjetiva. Algunos ejemplos de lo anterior son la atestiguación de conductas delictivas o fuentes de consulta de información o incluso, cambios en la rutina por temor a ser víctima de un delito.
Resulta importante revisar el último indicador, porque solo expresa una exteriorización y materialización de dicha percepción de la ciudadanía. Cuando una persona decide hacer cambios fehacientes en su rutina, es porque muy probablemente esto ha sido el resultado de una serie de malas experiencias y conocimientos negativos respecto a su situación de inseguridad, lo que orilla al ciudadano a cambiar sus hábitos. En dicho indicador encontramos tres cambios principales que la población realiza, siendo los principales el evitar llevar cosas de valor, prohibir a sus hijos menores salir de casa y caminar por la noche alrededor de sus viviendas. Cabe mencionar, que todos estos han disminuido, como consecuencia de la baja en la percepción de inseguridad.
Al preguntarnos cuál es la conducta delictiva o antisocial que la población ha visto o escuchado más, nos damos cuenta de que el 63.5% ha presenciado el consumo de droga, mientras que el 60.8% ha presenciado robos o asaltos, vandalismo un 46.3% y disparos frecuentes con armas de fuego (41.4%).
Con relación a las ciudades con mayores niveles de percepción de inseguridad se encuentran Coatzacoalcos, Veracruz, donde solo el 5.5% de la población se siente segura; seguida de Ecatepec de Morelos y Naucalpan de Juárez, ambos municipios del Estado de México; Acapulco de Juárez, Guerrero; Villahermosa, Tabasco y Uruapan, Michoacán.
Mientras que por el contrario, las ciudades con menor percepción de inseguridad fueron San Pedro Garza García, Nuevo León, donde el 80% de la población se siente segura; seguida de Mérida, Yucatán; San Nicolás de los Garza, Nuevo León; Saltillo, Coahuila; Los Cabos, Baja California y Puerto Vallarta, Jalisco; con los siguientes índices de inseguridad.
Por su parte, la Ciudad de México tiene inmersas a las tres alcaldías con mayor percepción de enfrentamientos o conflictos en su ciudad, siendo la primera la alcaldía Benito Juárez, seguida de Gustavo A. Madero y La Magdalena Contreras, mientras que, por el contrario, Reynosa, Tamaulipas es la segunda con menor porcentaje de percepción. Cabe mencionar, que la mayoría de dichos conflictos se dan entre vecinos.
Como es posible observar, desde que inició el año, la población ha mantenido la confianza en que la situación de seguridad en el país mejorará, e incluso, en que ya ha mejorado. Sin embargo, las cifras objetivas de seguridad indican un incremento de la inseguridad, pasando de 1,290,822 delitos en el sexenio de Enrique Peña Nieto durante los primeros diez meses de gobierno, a 1,520,822 en el mismo periodo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. A pesar de lo anterior, es innegable el decremento en su versión subjetiva, la cual atiende a la percepción de inseguridad, lo que reafirma el compromiso del gobierno actual con la población, de crear un verdadero cambio y transformar este decremento de la percepción hasta verse materializado en la disminución de las cifras objetivas.