La emboscada del pasado 14 de octubre, realizada por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) contra fuerzas de seguridad federales en Aguililla, Michoacán, con su secuela de muertos, heridos y desaparecidos, es el ataque más violento, el más mortal que han recibido las fuerzas de seguridad en el último año.
Fue la demostración también de que algo no funciona en la estrategia de seguridad, cuando día con día aumentan los muertos, los enfrentamientos, la violencia, los robos, secuestros y feminicidios. No alcanza con que se diga que la herencia fue brutal (que sí lo fue) cuando ninguno de los principales indicadores, un año después, mejora. En todo esto, en el disparo de la violencia, el CJNG es clave. La pregunta es qué está pasando para que esa organización criminal haya redoblado de tal forma su accionar en contra de las fuerzas federales.
Una posibilidad es su propia lucha interna. La ola de asesinatos que se está viviendo en Jalisco y otros puntos del país donde tiene influencia el CJNG está relacionada con los ajustes de cuentas internos de esa organización, derivada de luchas sucesorias, de la indisciplina de sus integrantes y la falta de control de sus líderes, según organismos federales de inteligencia.
Juan Carlos Valencia, El 03, hijo adoptivo de Nemesio Oseguera, El Mencho, cree que por ser el único y último familiar que queda dentro de la estructura del CJNG será el sucesor natural y legítimo de esta organización delictiva, pero para ello se enfrenta a Gonzalo Mendoza Gaytán, El Sapo. Lo cierto es que mientras El Mencho está escondido, muy enfermo de los riñones y alejado de la operación cotidiana, la sucesión del CJNG está en marcha y redobla la violencia.
Otra hipótesis, que no se contrapone con la anterior, es que en ese grupo sientan o perciban que existe un trato diferenciado respecto a otras organizaciones criminales en el país. Que los abrazos, digamos, sean para unos y los balazos para otros. En los hechos violentos que se dieron en los procesos internos de Morena en Jalisco, Durango, Veracruz y Chihuahua no pasó desapercibido otro factor: son casi todos los estados donde el narcotráfico tiene una fuerte presencia.
La visita del presidente López Obrador durante octubre en el Triángulo Dorado y en Badiraguato, territorio por antonomasia del Cártel del Pacífico, implementado sin resistencias en esa región del programa Sembrando Vidas, puede dar a entender que existen señales hacia el Cártel del Pacífico en detrimento de sus rivales del Cártel Jalisco Nueva Generación y sus aliados. Casualmente, los desmanes y actos de violencia se han dado en lugares donde el CJNG tiene mayor presencia y capacidad de operación. Los enfrentamientos en distintas zonas entre grupos criminales, por ejemplo en Sonora, Michoacán y Guerrero, podrían tener también esa lógica.
LA MUERTE TIENE PERMISO
La ola de asesinatos en Jalisco y otros puntos del país donde tiene influencia el CJNG está relacionada con los ajustes de cuentas internos de esa organización, derivada de luchas sucesorias, de la indisciplina de sus integrantes y la falta de control de sus líderes, según organismos federales de inteligencia.
Todo ello se cataliza a través de las ejecuciones que son ordenadas y dirigidas contra miembros relevantes del CJNG. El 19 de agosto de 2019 fue asesinado en el penal federal de Puente Grande, en Jalisco, Eleno Madrigal Birrueta, apodado El 20, uno de los hombres de mayor confianza y amistad con Nemesio Oseguera.
Madrigal fue localizado sin vida dentro su celda, colgado y duramente golpeado. A pesar de que estaba acompañado, nadie vio nada. El 20 era el jefe regional en los municipios de Autlán de Navarro, La Huerta, Casimiro Castillo, Cihuatlán, Cuautitlán de García Barragán y Villa Purificación, en Jalisco, y controlaba las actividades de venta de droga, robo de combustible y cooptación de autoridades.
Era, además, el propietario del Rancho Los Pinos, ubicado en el poblado de Tecomates, en el municipio de Casimiro Castillo, el cual era utilizado por El Mencho y donde el 1o de mayo del 2015 fue derribado un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana.
El 20, asesinado en Puente Grande, era también el presunto responsable de la emboscada en el municipio de La Huerta, Jalisco, el 6 de diciembre de 2018, donde murieron seis elementos de la policía estatal.
Poco antes, el 31 de julio pasado, en el restaurante Carl’s Jr., de Plaza Galerías, en Zapopan, fue ejecutado Martín Arzola Ortega, alias El 53, operador de una célula delictiva denominada Los Deltas, asociada al CJNG. El 53 era considerado uno de los mayores generadores de violencia en Zapopan, y el responsable del control de la venta de droga, adquisición de armamento, extorsiones y cooptación de autoridades en ese municipio. En toda la Zona Metropolitana de Guadalajara se mantiene una disputa por el control de la plaza entre la célula de los Deltas, afines al CJNG y a una banda local conocida como el Cártel Nueva Plaza.
El 4 de mayo de 2019 llegó con graves heridas de bala al hospital Centro Médico Puerta de Hierro, Edgar Alejandro Herrera Pardo, alias El Caimán, responsable del CJNG en Tijuana, B.C. Había sido agredido en una fiesta en el salón Piamonte, en Zapopan, donde varios sicarios atacaron con armas de fuego a la concurrencia y secuestraron a Héctor Manuel Morales Guzmán, El Gallero, jefe del llamado Cártel Tijuana Nueva Generación, en realidad, un brazo del CJNG.
El Gallero coordinaba la eliminación de integrantes de células delictivas antagónicas, principalmente de los remanentes de los Arellano Félix, y recibía órdenes directamente de El Mencho. Según las autoridades estadunidenses, era uno de los principales introductores de droga en ese país. Morales Guzmán está desaparecido desde ese día.
Pero las muertes comenzaron desde tiempo atrás. El 4 de diciembre de 2017, en Tonalá, Jalisco, José Luis Gutiérrez Valencia, apodado el El Chelo o El ojo de vidrio, suegro de El Menchito, Rubén, el hijo de Nemesio Oseguera, murió en un enfrentamiento con fuerzas federales. El Menchito está casado con Mayra Jazmín Gutiérrez Ochoa.
El Chelo había sido detenido en enero de 2010, en Puerto Vallarta, con un arsenal. Dentro del penal de Puente Grande se ocupó de mantener el control de la venta de droga, bebidas alcohólicas, cigarrillos y armas. Según fuentes federales de inteligencia, en 2013, Gutiérrez Valencia le reportó a El Menchito 60 millones de pesos de utilidades, como producto de las ganancias obtenidas en el interior de Puente Grande. Además, se ocupaba de la cooptación de autoridades y custodios, quienes le entregaban a los reclusos de reciente ingreso para interrogarlos y en su caso gestionar su cambio a otros penales, de acuerdo con las necesidades del CJNG. Había quedado en libertad en noviembre de 2017.
LA LUCHA INTERNA DEL CJNG
En la historia reciente, no ha habido un delincuente destacado que haya recibido más absoluciones a lo largo de los años que Rubén Oseguera González, El Menchito, hijo y principal sucesor de su padre, Nemesio Oseguera. El juez de Jalisco, José Reynoso Castillo, lo absolvió la ultima semana de agosto del delito de delincuencia organizada. Sigue en prisión sólo por el delito de lavado de dinero.
No es un tema menor cuando la sucesión de El Mencho es parte de una fuerte confrontación interna en el CJNG, ya que su líder está viviendo en la sierra, pero enfermo, necesita semanalmente diálisis (que se le proporciona en su escondite) y, por ende, su movilidad es mucho menor y está impedido de controlar la operación cotidiana de su organización criminal.
El Menchito, si quedara en libertad, sería su sucesor natural, pero en un video divulgado en redes sociales se refleja el fortalecimiento de un joven de 34 años apodado El Sapo o El Rey Sapo, un operador con un perfil violento, a quienes algunas autoridades atribuyen la expansión del CJNG a distintos estados mediante el sometimiento de las estructuras criminales locales.
Consecuencia de ello son las recientes masacres en Uruapan e Irapuato, pero también la forma en que ese cártel realizó el ataque en Coatzacoalcos. Según información de la DEA, este personaje es originario de Apatzingán, tiene 34 años, se llama Gonzalo y es el brazo derecho y persona de confianza del Mencho. Actualmente es el jefe de plaza en Puerto Vallarta y el responsable del reclutamiento y adiestramiento de nuevos integrantes para la organización.
Siguiendo una línea que en el pasado marcaron Los Zetas, ha integrado a sus filas a colombianos y guatemaltecos que cuentan con preparación bélico-militar, lo que se pone de manifiesto en el grado de violencia utilizado contra organizaciones antagónicas y contra las fuerzas federales. Al Sapo se le atribuyen los 19 muertos en Uruapan y los enfrentamientos en Guanajuato, donde libra una lucha contra el Cártel de Santa Rosa de Lima, de El Marro. El Sapo quiere quedarse con el control operativo del CJNG. Pero El Menchito está a punto de quedar en libertad por cuarta ocasión consecutiva. La tercera había sido en julio de 2015, cuando fue puesto en libertad por una juez federal, luego de que había sido detenido por tercera ocasión en un año y medio, el 23 de junio de ese año, en Zapopan.
La juez Nadia Villanueva, titular del Juzgado Primero de Distrito de Procesos Penales Federales, aseguró entonces que hubo irregularidades que vulneraron el “debido proceso” del Menchito. Según la juez, hubo intromisión ilegal al domicilio de los detenidos al momento de la aprehensión y argumentó que los detenidos fueron puestos a disposición del Ministerio Público de la Federación nueve horas después de ser aprehendidos.
La primera ocasión en la que fue detenido El Menchito fue el 30 de enero de 2014, también en Zapopan. Desde entonces se dijo que el joven era el operador financiero de la organización criminal encabezada por su padre. Al momento de ser detenido, además de distintas armas de fuego, El Menchito tenía, en una caja fuerte ubicada en la cocina de su casa, más de 25 millones de pesos que ofreció a los agentes que entonces lo detuvieron a cambio de que fuera dejado en libertad. Su padre también se comunicó, según trascendió entonces, con funcionarios federales y locales de seguridad ofreciendo altas sumas de dinero si era liberado su hijo. Terminó en el penal de alta seguridad del Altiplano, en Almoloya.
Pero con la justicia le fue mejor. El Menchito fue puesto en libertad nueve meses después de ser detenido, en octubre de 2014. Un juez federal con sede en Jalisco ordenó su liberación. Cuando salía del penal volvió a ser capturado y volvió a ser enviado a un penal de alta seguridad, pero esta vez al de Puente Grande; sin embargo, el 26 de diciembre de ese año nuevamente fue puesto en libertad por un juez federal con sede, otra vez, en Jalisco.
La del 23 de junio del 2015 fue la tercera detención de El Menchito. En apenas una semana fue liberado por faltas al debido proceso. Y eso que al momento de la detención se le encontraron armas, dinero, drogas. Fue, una vez más, recapturado. Ahora vuelve a ser absuelto por la justicia tapatía. Sólo el delito de lavado de dinero lo mantiene en la cárcel. Su libertad es la clave para la sucesión del CJNG.