Ante las protestas de la oposición -principalmente del Partido Acción Nacional (PAN); un pleno lleno de carteles que por un lado denunciaban “aquí Morena roba votos” y “No al fraude en CNDH”, y por otro, con el mensaje “El PAN miente” y “No al golpismo, a la violencia en el Senado y a la ultra derecha” y tras el engaño de Morena por reponer el proceso, el pasado 12 de noviembre, Rosario Piedra Ibarra rindió protesta como la nueva presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), para el periodo 2019-2024.
Aunque nadie cuestiona los méritos ideológicos, el conocimiento de la materia, el compromiso con las víctimas o la idoneidad para el cargo de la nueva Ombudsperson nacional; el tema delicado es la violación franca a la ley que se cometió al elegirla, así como su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador, que podría afectar la independencia e imparcialidad del organismo autónomo.
Pero con todo esto, primero sería necesario preguntarnos ¿quién es la nueva presidente de la CNDH? María del Rosario Piedra Ibarra se ha desempeñado como activista social por más de 40 años. Es integrante del Comité ¡Eureka!, una organización de familiares de desaparecidos y perseguidos políticos opositores al gobierno, fundado en 1977 por su madre, Rosario Ibarra de Piedra.
Asimismo, estudió la maestría en psicopedagogía en la Escuela de Ciencias de la Educación y cuenta con una licenciatura en Psicología por la Universidad Autónoma de Nuevo León. También, se ha desempeñado como profesora de educación especial.
Es importante añadir que en 2018, fue candidata a diputada Federal por Morena, y fungió como secretaria de Derechos Humanos del Comité Ejecutivo Nacional del partido, del cual no había renunciado como militante hasta el día de su elección. Además, fue fundadora del partido y ha participado en la construcción de esa fuerza electoral.
EL TEMA DE LA MILITANCIA
La Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en su artículo 9° estable claramente como requisito para quien aspire a presidir la CNDH “no desempeñar, ni haber desempeñado un cargo de dirección nacional o estatal en algún partido político en el año anterior a su designación”.
A pesar de que durante su comparecencia frente al Senado de la República, y también en diversas entrevistas ante medios de comunicación, aseguró que su relación con el partido mayoritario era solamente como militante; la evidencia dice lo contrario. De acuerdo con el sitio web del Instituto Nacional Electoral (INE) -donde se hacen públicos los nombres de los dirigentes, tanto a nivel nacional como estatal del partido Morena-, desde noviembre de 2015 Rosario Piedra Ibarra fue designada integrante del Consejo Nacional de Morena y, por lo menos hasta octubre de 2019, continuaba ocupando ese puesto.
Esto es relevante, ya que el artículo 41de los estatutos de Morena establece que el Consejo Nacional es el órgano máximo de dirección cuando el Congreso Nacional no está reunido. Así, quien forma parte de esta instancia es dirigente de dicha fuerza política.
Más aún, no existe evidencia de que la nueva presidenta del órgano de Derechos Humanos haya presentado su renuncia, ni de que el partido haya dado aviso a la autoridad electoral, conforme lo requieren sus obligaciones de transparencia.
Consecuentemente, lo anterior nos permite concluir que desde un inicio debido a la participación de Piedra Ibarra en el Consejo Nacional de Morena, ella era inelegible para presidir la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Violencia contra periodistas: otro tema que preocupa
“¿Han asesinado periodistas?”, fue una de las primeras declaraciones que la nueva presidenta de la CNDH dio al ser cuestionada sobre los problemas a los que deberá hacer frente, como el asesinato de periodistas.
Al parecer a la titular de la CNDH no le bastó con llegar al puesto sumergida entre un mar de protestas, cuestionamientos y polémicas.
De acuerdo con la organización ARTICLE 19, de 2000 a la fecha, se han documentado 131 asesinatos de periodistas en México, en posible relación con su labor (del total, 121 son hombres y 10 son mujeres). De estos, 47 se registraron durante el mandato de expresidente Enrique Peña Nieto y 11 en el del actual presidente Andrés Manuel López Obrador.
EL CASO DE LOS PERIODISTAS
Adicionalmente, organizaciones internacionales que contabilizan a los periodistas asesinados en el mundo, tales como Reporteros Sin Fronteras colocan a México por encima de países como Afganistán, Paquistán y Somalia, convirtiéndolo en el país más mortal para los periodistas, es decir, esto denota el nivel de peligrosidad extrema en el que viven los trabajadores de prensa periodistas y comunicadores mexicanos.
A pesar de que México concentra el 38.46 por ciento de los periodistas asesinados en el mundo, la nueva presidenta del organismo encargado de defender los derechos de este grupo vulnerable falló en reconocer este problema tan urgente, durante su primer día en funciones.
Un problema, que por cierto, aún persiste en el actual gobierno.
Como consecuencia, la organización Periodistas Desplazados México presentó ante la propia Comisión un escrito de queja en contra de Piedra Ibarra, argumentando que “la respuesta provoca una sensación de vulnerabilidad ante el desconocimiento de tan cruda realidad, viniendo ésta de la misma titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; al mismo tiempo, genera incertidumbre y miedo en aquellos que han sido víctimas de ataques (...) por el simple hecho de informar”.
Esto deja ver a una presidenta, que por lo menos de este tema tan grave y de suma importancia, no está enterada. Ya que, estas declaraciones, no solo vulneran los derechos de las víctimas y de sus familias, sino reiteran el poco trabajo que se está realizando para proteger y asegurar a los periodistas que aún continúan realizando su trabajo y que día con día arriesgan su vida para seguir informado a los mexicanos.
No cabe duda de que la nueva presidenta de la CNDH comienza su mandato sumergida en un ambiente de desconfianza y escándalos, una situación que, para un país con una historia tan extensa de violaciones a los derechos humanos y de impunidad, no puede representar una buena noticia.
Más aún, si la Suprema Corte de Justicia de la Nación llegara a fallar a favor de la ilegalidad del proceso, como resultado de todo lo anteriormente expuesto, no solo se vería manchado el nombre de María Rosario Ibarra Piedra, sino también el de la Cuarta Transformación, cuyo líder no se ha cansado de reiterar la importancia de que nadie se coloque por encima de la ley.