El rol de la desinformación en las elecciones de 2019 en América Latina

Los administradores de campañas, los administradores electorales y los investigadores en ciencia política y comunicación se han interesado por los efectos de la exposición de los medios de comunicación en el votante, entendido como una fuente de información política. Este tema ha sido desarrollado con una gran variedad de líneas de investigación, que van desde la opinión pública, el voto temático o la imagen de los candidatos.

Ahora, con la presencia cada vez más fuerte de redes socio-digitales como Facebook y Twitter, se ha abierto un fértil campo de investigación empírica para incorporar la pregunta sobre qué efectos puede tener la información política de estas fuentes en el debate público y, en particular, qué efectos puede tener en el comportamiento del elector, en los resultados generales de un proceso electoral y en el clima postelectoral.

A diferencia de los medios tradicionales, las redes socio-digitales han tenido, durante un tiempo, un grado de autonomía que les permitió evitar ser sometidas a control por parte de las élites. Hay suficiente evidencia para saber que esta autonomía se ha debilitado y que hay esfuerzos de múltiples actores para alterar el libre flujo de comunicación para influir en un proceso electoral, a través de información falsa. 

Es posible saber si hubo estrategias de desinformación destinadas a influir en las elecciones celebradas en América Latina este año. Puede detectarse si los candidatos y sus equipos de campaña trataron de persuadir a sus electores con campañas negras y también si hubo esfuerzos de otros actores con intereses políticos para malinformar al electorado, con el fin de alterar el clima de opinión, desviar la atención sobre un tema relevante, o desacreditar a un candidato. ¿Qué pasó en las elecciones de América Latina en 2019? Que sí existieron campañas negras o de contraste, que sí hubo presencia de noticias dirigidas a desinformar a los electores, como la difusión de encuestas trucadas, o noticias falsas tendientes a desprestigiar a los contendientes, pero no hubo una estrategia desplegada a gran escala que pudiese tener incidencia real en los resultados de los procesos electorales.

Aun cuando sabemos del potencial de las tecnologías de la información y de la comunicación para influir en el clima de opinión de una sociedad, las campañas electorales han transitado sin el uso de estrategias masivas para tratar de desinformar, lo que habla de que la competencia política sigue transitando por cauces institucionales, sin intervenciones externas apoyadas en estrategias digitales basadas en supuestos efectos psicológicos de contagio.

*Participación en el Strat- Com2019 Global Forum of Stra- tegic Communications con el tema de las elecciones en AL. 

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